Era un chico tímido y sexualmente inexperto que vagaba por las más sucias
entrañas de Internet, la pantalla le hacía sentirse protegido, no buscaba
nada porque nada era real, vivía su fantasía, era un juego divertido, sin
más...
Hasta que habló con ella, su descaro y aparente sinceridad rompió sus esquemas
-¿Te estás preguntando si soy real verdad? ¿Porque no me llamas y lo compruebas? ¿No será que no te atreves?
Así empezó su primer contacto real, uniéndose en la distancia que la pantalla provocaba.
-Hola
-¿Hola pipiolo quieres jugar?
-Emh bueno de-depende a que...
-Solo tienes que hacer lo que yo te diga
- ¿Que ropa llevas? bueno, en realidad no me importa. Quítatela.
- Ya está
-¿Todo, todo?
-Sí, mi sargento -dijo en broma
-Ja ja así que te crees muy gracioso recluta, pues a partir de ahora me tratarás de usted dirigiéndote a mi como señora
-Oye...esto es u poco raro, no se...
- Bien, si quieres lo dejamos pero se que no creo que quieras porque te has empalmado ¿me equivoco?
-... no... como lo sabes ?
- Un buen mago nunca revela sus trucos...solo déjate guiar por mi, te gustará ¿alguna vez te han follado por detrás?
- ¿QUE? ¡NO! ni hablar ¿crees que soy trucha?
- A mi me pareces un poco nenaza la verdad, por eso te lo preguntaba...
- Oye...
-venga ponte a cuatro patas nenita
*silencio durante unos segundos interminables-
- Ya estoy...señora
- Buen chico, te has ganado un premio, puedes tocarte pero despacio
-Umm gracias
-¿Te gusta putita? Yo también me estoy tocando, estoy muy mojada...desnuda... imaginándote, pensado en tu culito ¿que pensarían tus amigos si te vieran en esa postura?
-¿Que soy una putita?
-Sii, muy bien.
-Umm...por favor ¿me dejarías masturbarme más deprisa?
-Deja de tocarte ahora. ¿No se te ha olvidado algo?
-Oh perdón perdón, señora déjeme masturbarme...
-Pues no se, no se...un descuido así... se paga caro, ládrame para que me ría un rato y a lo mejor me lo pienso.
-No, por favor eso no... me moriré de vergüenza
-O de dolor de huevos.
-pff vale (bajito y a regañadientes) - guau guau...
Nunca hubiera pensado que se atrevería y menos después de que le hiciera ladrar ,sin embargo ahí estaba, con el corazón a mil, deseando escapar pero ahí estaba, la araña había tejido su red y le esperaba para cenar.
Andaba en modo automático, deprisa para llegar antes de que sus piernas le traicionasen y diesen media vuelta.
Ellla le había invitado a comer en su casa con la excusa de probar un plato típico de su provincia, le vio llegar por la ventana 3, 2, 1... Llamó al timbre, había caído en la telaraña. Cuando abrió la puerta desplegó su mejor sonrisa, él se la devolvió vergonzosamente, después de todas las cerdadas que se habían dicho no se atrevía a mirarle a los ojos pero pasado un rato ya conversaban como siempre.
-Hay algo que no te he contado- dijo ella cuando lo vió más tranquilo .
Él se sintió intrigado ¿que sería y que significaba esa mirada tan extraña?
Al ver que no decía nada ella se levantó.
- sígueme, es mejor que lo veas por ti mismo -
Bajaron a un sótano de estilo gótico antiguo, la única iluminación eran unos candelabros que daban calidez y concedían al lugar un aspecto aún más lúgubre, todavía no sabía muy bien de que iba hasta que vio en una esquina la enorme jaula , sintió la mirada de ella clavada en su espalda y un escalofrío le recorrió hasta la nuca, no le dio tiempo a volverse antes de que un pañuelo con cloroformo inundara su respiración.
Despertó desorientado de un sueño extraño, estaba dentro de la jaula maniatado, con un collar y una correa atada a alguna parte fuera de su vista. Pidió auxilio sin saber muy bien a quien y ella acudió, había cambiado los vaqueros por un vestido rojo de látex que llegaba hasta sus pies perfectos.
Se fijó en las sandalias que llevaba, de tacón de aguja sujetas apenas por unos delgados hilos rojos con brillantes ,le provocaban una excitación rara que nunca había sentido antes. Portaba uno de los candelabros en la mano y bajando las escaleras se acercó a su victima ,miró por encima de la jaula, su dulce voz se oyó como música en toda la habitación.
- Bienvenido a mis dominios esclavo, a partir de ahora tu única meta será complacerme ,si es que quieres escapar algún día...
Hasta que habló con ella, su descaro y aparente sinceridad rompió sus esquemas
-¿Te estás preguntando si soy real verdad? ¿Porque no me llamas y lo compruebas? ¿No será que no te atreves?
Así empezó su primer contacto real, uniéndose en la distancia que la pantalla provocaba.
-Hola
-¿Hola pipiolo quieres jugar?
-Emh bueno de-depende a que...
-Solo tienes que hacer lo que yo te diga
- Vale...
"Acabas de hacer un trato con el diablo pequeño" pensó ella excitándose.- ¿Que ropa llevas? bueno, en realidad no me importa. Quítatela.
- Ya está
-¿Todo, todo?
-Sí, mi sargento -dijo en broma
-Ja ja así que te crees muy gracioso recluta, pues a partir de ahora me tratarás de usted dirigiéndote a mi como señora
-Oye...esto es u poco raro, no se...
- Bien, si quieres lo dejamos pero se que no creo que quieras porque te has empalmado ¿me equivoco?
-... no... como lo sabes ?
- Un buen mago nunca revela sus trucos...solo déjate guiar por mi, te gustará ¿alguna vez te han follado por detrás?
- ¿QUE? ¡NO! ni hablar ¿crees que soy trucha?
- A mi me pareces un poco nenaza la verdad, por eso te lo preguntaba...
- Oye...
-venga ponte a cuatro patas nenita
*silencio durante unos segundos interminables-
- Ya estoy...señora
- Buen chico, te has ganado un premio, puedes tocarte pero despacio
-Umm gracias
-¿Te gusta putita? Yo también me estoy tocando, estoy muy mojada...desnuda... imaginándote, pensado en tu culito ¿que pensarían tus amigos si te vieran en esa postura?
-¿Que soy una putita?
-Sii, muy bien.
-Umm...por favor ¿me dejarías masturbarme más deprisa?
-Deja de tocarte ahora. ¿No se te ha olvidado algo?
-Oh perdón perdón, señora déjeme masturbarme...
-Pues no se, no se...un descuido así... se paga caro, ládrame para que me ría un rato y a lo mejor me lo pienso.
-No, por favor eso no... me moriré de vergüenza
-O de dolor de huevos.
-pff vale (bajito y a regañadientes) - guau guau...
Nunca hubiera pensado que se atrevería y menos después de que le hiciera ladrar ,sin embargo ahí estaba, con el corazón a mil, deseando escapar pero ahí estaba, la araña había tejido su red y le esperaba para cenar.
Andaba en modo automático, deprisa para llegar antes de que sus piernas le traicionasen y diesen media vuelta.
Ellla le había invitado a comer en su casa con la excusa de probar un plato típico de su provincia, le vio llegar por la ventana 3, 2, 1... Llamó al timbre, había caído en la telaraña. Cuando abrió la puerta desplegó su mejor sonrisa, él se la devolvió vergonzosamente, después de todas las cerdadas que se habían dicho no se atrevía a mirarle a los ojos pero pasado un rato ya conversaban como siempre.
-Hay algo que no te he contado- dijo ella cuando lo vió más tranquilo .
Él se sintió intrigado ¿que sería y que significaba esa mirada tan extraña?
Al ver que no decía nada ella se levantó.
- sígueme, es mejor que lo veas por ti mismo -
Bajaron a un sótano de estilo gótico antiguo, la única iluminación eran unos candelabros que daban calidez y concedían al lugar un aspecto aún más lúgubre, todavía no sabía muy bien de que iba hasta que vio en una esquina la enorme jaula , sintió la mirada de ella clavada en su espalda y un escalofrío le recorrió hasta la nuca, no le dio tiempo a volverse antes de que un pañuelo con cloroformo inundara su respiración.
Despertó desorientado de un sueño extraño, estaba dentro de la jaula maniatado, con un collar y una correa atada a alguna parte fuera de su vista. Pidió auxilio sin saber muy bien a quien y ella acudió, había cambiado los vaqueros por un vestido rojo de látex que llegaba hasta sus pies perfectos.
Se fijó en las sandalias que llevaba, de tacón de aguja sujetas apenas por unos delgados hilos rojos con brillantes ,le provocaban una excitación rara que nunca había sentido antes. Portaba uno de los candelabros en la mano y bajando las escaleras se acercó a su victima ,miró por encima de la jaula, su dulce voz se oyó como música en toda la habitación.
- Bienvenido a mis dominios esclavo, a partir de ahora tu única meta será complacerme ,si es que quieres escapar algún día...
Gracias por el relato Señora,es un placer leerla, espero con ganas la continuacion.
ResponderEliminarA sus pies,
Luisa